domingo, 8 de febrero de 2009

Llegó. Día 1

Nos despertamos y nos quedamos viendo una película sobre una chica hindú que quería jugar al futbol(?) jajaja y despues de que Flor y Gise se terminaran de comer los giaccomo que habian quedado, se fueron.
Yo ordené tooooooodo, me bañé y almorzamos.
Él iba a llegar en cualquier momento. (Porque me dijo que venía directo)
La cuestión es que tardó un poco y me dió tiempo a ordenar la cocina, hasta que mientras lavaba una cacerola se apareció caminando hacia la puerta del portón.
Y así, enjabonada como estaba con el detergente, dejé todo y corrí a abrirle.
Tenía una musculosa blanca que le quedaba muy muy bien.. ya me derretía en el camibno a abrirle.
Lo abracé tan intensamente y respiré su olor tan profundamente, que no me dí cuenta que mis pies desnudos hervían. Me llené con ese aroma que espere respirar un mes. Y nunca me basta.
Entramos, y Anto lo saludo estruendosamente, como siempre.
Le dí coca bien fresca (sabía que iba a tener calor) y nos quedamos hablando y dándonos besos todo el tiempo en la barrita. Besos dulces, suaves, mojados y fríos con gusto a coca. Besos de ojos cerrados y caricias enredadas.
Nos fuimos al living y me quede tirada sobre su pecho, besándolo, mientras el me acariciaba.
Extrañaba tanto todo eso...
Me perdía en sus ojos miel y todo lo que pensaba, todo mi hilo de razonamiento carecía de sentido. Lo único que tiene sentido cuando estoy con él, es él.
Del living nos fuimos a la cama del escritorio y nos acostamos como solíamos.
Lo besé,lo miré, lo recorrí.
Me abrazaba, se pegaba amí. Moríamos de ganas.
Pero la naturaleza femenina de mi cuerpo se interpuso hoy y la cosa no pasó de lamidas de oreja, mordidas de espalda y besos en el cuello....muy calientes. Todo en él me despierta. Me encanta.
Cuando el show terminó, con mi sobresalto al escuchar a papá que bajaba las escaleras, nos peinamos y salimos al aprque y comimos furta, mientras papá y mamá hablaban con él sobre los pasos que tendría que dar ahora, el primer día de vivir en Buenos Aires.
Charla muy informativa y una vez todos contentos, con muchas cosas que hacer.
llegó la hora de que se fuera de nuevo, pero ya no a Bariloche.
Y los besos en la puerta de mi casa no tenían (ni quería que tuvieran) fin.

Se fué, y esta vez, no hubo lágrimas en mis ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario