martes, 3 de febrero de 2009

Tresdefebrero.

Curioso día que eligo para empezar a escribir.
La verdad es que ya no tengo ganas de hacer nada, y no es que me haya cansado de las vacaciones..porque la idea del comienzo del primer año de facultad me entusiasma tanto como me aterra.. pero hoy en particular, se me está esfumando una llamita que tuve prendida todo el año. Una llamita que contra vientos y tempestades cuidé con mi vida para que no se apagara.. y hoy, alguien insiste en soplarla.
La llamita de Marzo.
No entiendo si es problema es él o sus padres - o ambos - pero a veces siento que necesito un relevo. A veces alcanzo el tope y necesito a alguien que me contenga a mí.
Mis papás tratan, pero son palabras huecas, como si se sintieran mal por verme mal, pero no mal por lo que me hace sentir mal. Y digan lo que digan, no logro solucionar nada, porque todo se me escurre entre las manos. Porque no depende de mí, sino de él. Porque nada alcanza. Porque todo es complicado.
Es fácil relajarse hasta el día de la fecha, sin hacer nada. Y cuando llega, "nos ponemos nerviosos". Entonces, ¿la mágica solución? : patear el día de la fecha unos meses más adelante a ver qué onda. Fácil.
Total, su vida no va a cambiar, pero, ¿qué va a hacer hasta entonces?
Quiero que estudie, quiero que sea alguien. No quiero que trabaje en el restaurant de su familia toda su vida. Y no por mí, sino por él.
Quiero cosas buenas apra él. Pero no sé.
Él fue el primero para mí, no va a ser tan fácil dejarlo atrás. No quiero dejarlo atrás.
Por eso quiero que progrese, para no estancarnos.
Yo voy a progresar, y si queremos seguir juntos en un futuro, él también lo va a tener que hacer. Porque no lo quiero dejar. No quiero encontrar a otro que sí tenga todo eso.
Porque yo lo quiero a él.
Él fue mi primero en muchas cosas, y viví muchas cosas lindas con él. Muchísimas, de novela.
No quiero que mi linda historia de amor quede sepultada debajo de conflictos académicos y laborales.
No quiero que nos asfixie los 1.500 km que nos separan todos los días y todas las noches.
Quiero tener una vida con él, y sentirme orgullosa de él.
No que siga allá sin conseguir nada.
El problema no es el dinero, el problema es su falta de iniciativa, y sus rodeos heredados genéticamente.

Ya no sé qué más inventar para que la llamita no se apague.
Pero sé, que me voy a morir antes que deje de brillar.

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